Características Relevantes
Niveles de Temperatura
Para utilizar el aire acondicionado de manera eficiente es clave situar la temperatura en un “set point”. En inverno, se dice que la temperatura no debe variar de entre los 21° a los 23°. Es decir, no es necesario poner el aire acondicionado a altas temperaturas dado que el mismo dispositivo se irá prendiendo y apagando a medida que regule la temperatura del ambiente.
El “set point” favorece también al choque térmico cuando salimos de nuestros hogares. Otro dato para tener en cuenta es que por cada grado que se aumenta en cualquier sistema de calefacción, se gasta un 5 o 10 porciento más de energía. Esto se da porque al dispositivo le cuesta más generar calor mientras más alta se la temperatura que se le exige, y, además, pierde calor hacia el exterior dado el exceso.
En el verano, las temperaturas recomendadas son entre 23° y 25°.
Refrigeración con gases
El aire acondicionado tiene un ciclo de refrigeración que busca aumentar o disminuir la temperatura del interior respecto a la del exterior, y esto lo realiza a través de gases.
La función del gas es, entonces, enfriar o calentar el aire que recibe del exterior para poder expulsar ese aire frío o caliente dentro de la habitación.
El proceso consta de diferentes etapas. Primero, se comienza en el comprensor, que es una especie de motor permite la absorción del aire por parte del evaporador. Está ubicado en la unidad exterior de aire acondicionado.
Posteriormente, pasa a la función de evaporización, que implica absorber el aire exterior y transformarlo en frío o calor, según sea indicado por el usuario. Por último, el condensador libera el aire dentro de la habitación, y se expande en toda la zona.
Se recomienda que los aires acondicionados utilicen gases no corrosivos, inflamables o no tóxicos, y que sea amigable con el medio ambiente.
Eficiencia
Es la optimización del consumo de energía ajustado a las necesidades reales de los usuarios. Cuanto mayor sea la energía generada por cada kW gastado, más eficiente es un equipo.
Para medir esta optimización, se utiliza el índice de eficiencia energética, que se obtiene dividiendo la capacidad del equipo (watts o hrs) dividido la cantidad de watts que consume el mismo en una hora.